La tendinopatía de Aquiles, de igual modo que la fascitis plantar, es una lesión del pie muy habitual. Es especialmente problemática para los corredores y es responsable de entre el ¡6 y el 17% de todas las lesiones deportivas!
Esta lesión consiste en la inflamación del tendón de Aquiles, que une la pantorrilla con el talón. Se trata de un tipo de inflamación denominada inflamación estéril porque no está causada por microorganismos.
En los casos más extremos, el tendón de Aquiles no solamente se inflama, sino que puede incluso sufrir una rotura –total o parcial-. Además, podría generarse también una bursitis del tendón de Aquiles, que es la inflamación del tejido que protege a este tendón –inflamación de la bursa-.
Las causas de la tendinopatía de Aquiles son habitualmente idénticas a las de la fascitis plantar:
Las sobrecargas o descompensaciones, así como un calzado inadecuado –con poca amortiguación o malas plantillas- son la causa del 80% de los casos. Otras de las causas más habituales pueden ser:
En muchos casos, la causa real de la lesión no es la propia inflamación sino la degeneración de los tejidos del ligamento debido a micro-desgarros.
Los síntomas típicos de la tendinopatía de Aquiles son los siguientes:
En fases iniciales de la lesión, se experimentan únicamente molestias menores después de hacer ejercicio y actividades intensas con las piernas, que tienden a desaparecer tras unas horas. El dolor en el tendón de Aquiles generalmente se concentra unos centímetros por encima del talón. Estas molestias y dolores pueden poermanecer y empeorar en caso de que no les prestemos la atención adecuada. En ocasiones, el dolor desaparece con ejercicios de calentamiento, pero reaparecerá tras el entrenamiento.
Tras un periodo de descaso y al comienzo de la mañana el área del tendón de Aquiles puede estar agarrotada y dolorida. Finalmente, el tendón puede acabar inflamándose.
En caso de ruptura se produce un dolor muy agudo, de manera que andar resulta prácticamente imposible. En ocasiones, la ruptura en el tendón se puede observar a simple vista.
En las etapas tempranas de la tendinopatía de Aquiles es cuando la lesión es más fácilmente tratable. Por el contrario, a medida que pasa el tiempo y la lesión se convierte en crónica su tratamiento resulta más y más difícil:
La tendinopatía de Aquiles puede llegar a ser muy persistente, de manera que la mayoría de los tratamientos se han de mantener durante periodos bastante largos para que surjan efecto. Hay que ser especialmente precavido cuando volvemos a hacer ejercicio una vez parece que la lesión se ha curado, porque en esta situación es muy fácil que la lesión se reproduzca.
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